domingo, 21 de septiembre de 2008

Martín (Hache)

Martín Echenique (Federico Luppi) es un director de cine, natural de Buenos Aires, que lleva más de veinte años viviendo en Madrid. Detesta su país (¿por lo mucho que lo ha amado?), se niega a recrearse en la nostalgia y no se permite un reencuentro con su pasado. Siguiendo la tradición familiar, su hijo también se llama Martín, pero todos le llaman Hache, por esa letra (H) entre paréntesis que le distingue de su padre y que ha provocado el efecto contrario, al negarle nominalmente una identidad propia. Hache (Juan Diego Botto) tiene 19 años y vive en Buenos Aires con su madre. Ni estudia ni trabaja; callejea y toca rock con su guitarra eléctrica. Han pasado cinco años desde la última vez que vio a su padre, pero vuelven a encontrarse cuando, al sufrir Hache un accidente que le pone a las puertas de la muerte quizá deseada, Martín acude de inmediato al lado de su hijo superando el terror a los aviones y su propósito de no volver a Buenos Aires. Su ex mujer ha formado una nueva familia en la que no parece haber un espacio ni físico ni afectivo para Hache. La propuesta de ella es que Hache viva con Martín. En Madrid les esperan Alicia (Cecilia Roth), la amante de Martín, una mujer mucho más joven que él y deseosa de derribar las firmes defensas que él ha levantado para no asumir un compromiso de pareja con ella, y Dante (Eusebio Poncela), el mejor y casi único amigo de Martín. Dante es actor, pero su verdadero oficio es vivir de acuerdo con lo que piensa. Su mayor placer es vivir en la cuerda floja. Martín comparte su vida con gente apasionada, pero él no se permite sentir. El que ama está expuesto al dolor y eso le da pánico.

Adolfo Aristarain (Un lugar en el mundo) sostiene este durísimo drama en cuatro personajes, que apenas dejan de hablar, con diálogos de estudiada naturalidad. El sólido guión contiene secuencias de gran intensidad, aunque no evita un naturalismo, en un par de ocasiones, que nada aporta. El director argentino ha confesado hacer suyo el comentario de John Ford "las historias se cuentan a través de los rostros de los actores", y apuntala este film en un memorable recital interpretativo. Federico Luppi, Juan Diego Botto, Cecilia Roth, Eusebio Poncela... Si hubiera que destacar a uno, con permiso de Luppi, premiado en San Sebastián, destacaríamos a Poncela. Hace creíble su personaje, el menos sostenible sobre el papel.


Martín, personaje a la deriva, no sabe querer con hechos. Y hace sufrir a los que tiene cerca, que le aman de veras. Dante, su amigo, se lo hace ver, no calla las verdades, aunque puedan doler. Ejerce en ese sentido de conciencia de Martín. A la vez recibe las confidencias de Hache, a quien trata de orientar en su desconcertada juventud. Nada que objetar a lo dicho si Dante no fuera además una suerte de personaje epicúreo, que busca en la vida gozar del placer al máximo, a través del sexo o las drogas; eso sí con riguroso -y utópico- control, que evite daños irreparables. Las contradicciones del personaje son evidentes.


Como hiciera en anteriores trabajos, Aristarain da una visión pesimista de la condición humana. Soledad interior, desesperanza, ausencia de ilusión, egoísmo que se desfoga en invectivas venenosas, arrojadas sin pensar en su influencia en los demás... Cerrado a la trascendencia y encharcado en una moral autónoma de escasas miras, poco queda que ofrecer al director a través de los perdedores natos de su historia. Quedan la lealtad a los amigos y los lazos de sangre, una lucecita en la oscuridad. Algo es algo, aunque sepa a poco.

TRAILER

19-year-old Argentina Martin has a nearly fatal drug overdose. After that his mother sends him to Madrid, where his film director father (also called Martin) lives with his new much younger lover Alicia and gay actor friend Dante.

"El pedazo de vida, supervivencia, desmoronamiento, amistad, autodestrucción, amor y muerte que acaba de filmar este retratista de las emociones, este hombre que parece saber la hostia de cosas esenciales sobre el anverso y el reverso de los seres humanos, rebosa intensidad y discursos torrenciales (...) un maravilloso director de cine, un equilibrista que avanza por la cuerda floja más arriesgada, amenazada por el rídiculo y el vacío verborreico, pero que consigue sortear esos peligros y llegar al final de la meta con su tesoro íntegro. Aristarain dirige la partitura y la orquesta con el pulso, el coraje y el talento de un maestro. La orquesta está formada por cuatro virtuosos que además de técnica también ponen su alma." (Carlos Boyero: Diario El Mundo)

"Una película tensa, intensa y espectacularmente lúcida. Federico Luppi ejerce de nuevo aquí todo su magisterio interpretativo, Juan Diego Botto roza la perfección y Eusebio Poncela y Cecilia Roth acaban de componer el espléndido cuarteto de cuerda con el que Aristarain ata en corto su arriesgada empresa." (E. Rodríguez Marchante: Diario ABC)

"Aristarain aborda un filme intimista, siempre recorrido por los sentimientos más rotundos y enfrentados. Es una película honesta hasta el desgarro y apasionada casi siempre." (M. Torreiro: Diario El País)

"A través de un texto que supura desgarro, intensidad y, por supuesto, amor, las vidas enteras de todos los oficiantes de este ejercicio de catarsis inundan la pantalla y la empapan de emoción en un condensado ejemplo del mejor cine" (Luis Martínez: Diario El País)

"Algunos la encuentran discursiva. Con un film así, bienvenidos los discursos" (Javier Ocaña: Cinemanía)

1997: Goya: mejor actriz (Cecilia Roth)

Director: Adolfo Aristarain Intérpretes: Federico Luppi, Juan Diego Botto, Eusebio Poncela, Cecilia Roth, Sancho Gracia, Ana María Picchio. Guión: Adolfo Aristarain, Kathy Saavedra. Música: Fito Páez. Fotografía: Porfirio Enríquez. Año: 1997. País: Argentina, España. Duración: 134 min. Género: Drama

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