La historia está compuesta a base de piezas y saltos temporales, bien ejecutados e integrados. Está el viajante violador y padre de familia, de vida mediocre, que se diría pariente lejano del Willy Loman de Muerte de un viajante; el espeléologo que viaja con su esposa y un compañero para explorar una cueva recién descubierta, que podría animar un poco un pueblo en peligro de desaparición; los dos ancianos solitarios de campo, rivales ancestrales; y los dos guardias civiles, el agente y su jefe, unidos por lazos familiares: la hija del segundo está casada con el primero. Con estos personajes, una agresión sexual y un error fatal al que sigue una muerte, Sánchez-Cabezudo pergeña una trama apasionante, puzzle que permite ahondar en la psicología humana, sus grandezas y miserias. El joven cineasta no deja de señalar que los actos tienen consecuencias, y que existe el sentido de culpa, aunque lo hace con crudeza, de un modo desesperanzado y algo fatalista. Sorprende la madurez narrativa, la sabia combinación del suspense con consideraciones acerca de la agonía de la vida rural y sus intentos de supervivencia, o de la mediocridad en que fácilmente nos instalamos, y de la que a veces buscamos salir por atajos equivocados. El reparto es perfecto, pero puestos a destacar a alguien señalemos el trabajo de Celso Bugallo como veterano guardia civil.
Director: Jorge Sánchez-Cabezudo
Intérpretes: Carmelo Gómez, Judith Diakhate, Celso Bugallo, Manuel Morón, Mariano Alameda
Guión: Jorge Sánchez-Cabezudo
Música: Krishna Levy
Fotografía: Ángel Iguácel
Año: 2006
Duración: 100 min.
Género: Drama, Thriller
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