Dante es el chofer de un autobús escolar para chicos discapacitados: uno de ellos, Lillo, es su único amigo. Dante es ingenuo y algo simple: a veces, para hacer una broma, roba unos plátanos y, siempre sin malicia, estafa al seguro fingiendo una lesión en la mano derecha.
Una noche le atropella un coche, una mujer baja corriendo para socorrerle, pero Dante no ha sufrido ningún daño: tras mirarle un momento ella se desmaya. Unos días más tarde, Dante vuelve a encontrar a Maria, bella y misteriosa, y se enamora de ella. Ella le llama Johnny, le dibuja un lunar en la mejilla, le viste con elegancia, le sugiere el hábito de mascar un palillo y luego le invita a cenar. Mimándolo mucho, Maria consigue convencerle para ir a Palermo, donde es invitado a una lujosa mansión. Aquí no hay más que droga y tipos siniestros, como un supuesto tío abogado, que le hace creer a Dante que la cocaína es una medicina para la diabetes. Dante es víctima de un embrollo: su impresionante parecido con el marido de Maria, un mafioso italo-americano llamado Johnny Stecchino, ha inducido a su mujer a servirse de él. Dante será asesinado por los mafiosos en lugar de Johnny, que se oculta en la bodega de la mansión, así la pareja podrá marcharse tranquilamente al extranjero.
Dante, torpe e ignorante del peligro, provoca a su pesar una serie de equívocos. Logra desenmascarar a un ministro corrupto y cocainómano, es insultado por los palermitanos durante una velada en la Ópera y se salva de un intento de asesinato en la barbería. Mientras tanto, el auténtico Johnny, que cree que su doble ya está muerto, es asesinado por los mafiosos en un baño público. Dante vuelve a Florencia y regala a su amigo Lillo, que padece diabetes, una bolsa de droga que cree ser una medicina: Lillo la prueba y empieza a correr por la calle, feliz.
"Una comedia humilde y desmadrada, tan intrascendente como irresistible" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
Director: Roberto Benigni. Intérprestes: Roberto Benigni, Nicoletta Braschi, Paolo Bonacelli, Franco Volpi, Ivano Marescotti, Turi Scalia, Loredana Romito. Guión: Roberto Benigni & Vicenzo Cerami. Música: Evan Lurie. Fotografía: Giuseppe Lanci. Título Original: Johnny Stecchino. Año: 1991. Duración: 110 min. Gérero: Comedia.
Dante es el chofer de un autobús escolar para chicos discapacitados: uno de ellos, Lillo, es su único amigo. Dante es ingenuo y algo simple: a veces, para hacer una broma, roba unos plátanos y, siempre sin malicia, estafa al seguro fingiendo una lesión en la mano derecha.
Una noche le atropella un coche, una mujer baja corriendo para socorrerle, pero Dante no ha sufrido ningún daño: tras mirarle un momento ella se desmaya. Unos días más tarde, Dante vuelve a encontrar a Maria, bella y misteriosa, y se enamora de ella. Ella le llama Johnny, le dibuja un lunar en la mejilla, le viste con elegancia, le sugiere el hábito de mascar un palillo y luego le invita a cenar. Mimándolo mucho, Maria consigue convencerle para ir a Palermo, donde es invitado a una lujosa mansión. Aquí no hay más que droga y tipos siniestros, como un supuesto tío abogado, que le hace creer a Dante que la cocaína es una medicina para la diabetes. Dante es víctima de un embrollo: su impresionante parecido con el marido de Maria, un mafioso italo-americano llamado Johnny Stecchino, ha inducido a su mujer a servirse de él. Dante será asesinado por los mafiosos en lugar de Johnny, que se oculta en la bodega de la mansión, así la pareja podrá marcharse tranquilamente al extranjero.
Dante, torpe e ignorante del peligro, provoca a su pesar una serie de equívocos. Logra desenmascarar a un ministro corrupto y cocainómano, es insultado por los palermitanos durante una velada en la Ópera y se salva de un intento de asesinato en la barbería. Mientras tanto, el auténtico Johnny, que cree que su doble ya está muerto, es asesinado por los mafiosos en un baño público. Dante vuelve a Florencia y regala a su amigo Lillo, que padece diabetes, una bolsa de droga que cree ser una medicina: Lillo la prueba y empieza a correr por la calle, feliz.
"Una comedia humilde y desmadrada, tan intrascendente como irresistible" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
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