Michael Mann escribe y dirige un film complejo, tanto de estructura como de producción y realización. El director había demostrado su capacidad para conjugar espectáculo de acción e historia de interés humano en El último mohicano. Mann vuelve aquí por los mismos derroteros, pero con mayor acierto, gracias también a unos cuantos momentos intensos, muy bien planificados. No sólo es capaz de coreografiar los robos y persecuciones con la misma o mayor efectividad que cualquier "jungla de cristal", sino que sabe introducirlos en una historia de entidad, en la que se dibujan dos personajes principales: el ladrón y el policía, los cuales, a pesar de estar en bandos opuestos, tienen más de un punto en común. La idea de introducir un improbable encuentro entre los dos, antes del enfrentamiento final, se revela audaz y eficaz para mostrar esa proximidad. Sin duda que la presencia de dos actores enormes, De Niro y Pacino, contribuye a elevar éste y otros momentos del film. Y es que uno de los grandes aciertos de la película es el muy meditado reparto. A pesar de algunas pegas en personajes poco dibujados -un negro que trata de reinsertarse, la hijastra del policía-, la película funciona muy bien en líneas generales. Hay violencia, pero no regodeo en la misma, y un tratamiento casi siempre contenido de lo morboso. Varias subtramas están desarrolladas con acierto, ya sean las más puramente policíacas, o las que presentan a unos delincuentes y policías en los que late el deseo de llevar una vida familiar normal: poder estar con alguien, compartir lo bueno y lo menos bueno... Pero se trata de personajes con sentimientos contradictorios. Un trabajo para servir a la sociedad, puede no llenar la vida propia y de los que la rodean... El deseo de dejar un determinado estilo de vida no es fácil... Pueden no lamentarse determinados comportamientos bajo el escudo de un sentido fatalista de la vida... El sentimiento de venganza puede dar al traste con decisiones previas... Al final siempre llega en la vida el momento de optar, y cuando a Nel se le presenta -uno de los momentos más excitantes del film no le resulta nada fácil.
Dante Spinotti ha fotografíado la película. A él se debe una atractiva visión nocturna de Los Ángeles, iluminada como un maravilloso y enorme árbol de Navidad. También se revela como muy importante su función en la secuencia del clímax, que transcurre en un aeropuerto, y en el que el constante encendido y apagado de las luces para el despegue y aterrizaje de aviones se convierte en una buena metáfora del mundo de luces y sombras en que se mueven los protagonistas.
Hunters and their prey--Neil and his professional criminal crew hunt to score big money targets (banks, vaults, armored cars) and are, in turn, hunted by Lt. Vincent Hanna and his team of cops in the Robbery/Homicide police division. A botched job puts Hanna onto their trail while they regroup and try to put together one last big 'retirement' score. Neil and Vincent are similar in many ways, including their troubled personal lives. At a crucial moment in his life, Neil disobeys the dictum taught to him long ago by his criminal mentor--'Never have anything in your life that you can't walk out on in thirty seconds flat, if you spot the heat coming around the corner'--as he falls in love. Thus the stage is set for the suspenseful ending...
"El thriller moderno rinde tributo a los clásicos"
(Antonio Albert: Cinemanía)
"Atractiva y notable cinta muy lograda, con un conseguido duelo de actores"
(Fernando Morales: Diario El País)
Director: Michael Mann
Intérpretes: Al Pacino, Robert De Niro, Val Kilmer, Ashley Judd, Jon Voight, Tom Sizemore, Natalie Portman, Diane Venora, Amy Brenneman, William Fichtner, Dennis Haysbert, Wes Studi, Ted Levine, Mykelti Williamson
Guión: Michael Mann
Música: Elliot Goldenthal
Fotografía: Dante Spinotti
Año: 1995
País: EE.UU.
Duración: 165 min.
Género: Thriller, Acción
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