Para muchos la mejor de las grandes obras maestras de Chaplin. Un pobre vagabundo hace amistad con una bella vendedora de flores ciega, desplegando con ella toda la amabilidad que el pobre hombre la puede dar. Tras salvar la vida a un multimillonario borracho, intentará usar esta nueva relación para ayudar a la joven todavía más, con el último fin de que se pueda operar de la vista. Chaplin -o lo que es lo mismo: el Cine- en su pleno y más conmovedor esplendor. Luces de la Ciudad tiene la particularidad de incluir varias escenas sonoras, motivo por el cual el cinéfilo de todos los tiempos recibe con agrado la exhibición de la cinta curada por especialistas en conservación y rescatada por el grupo de arqueólogos del celuloide, conscientes del acervo cultural y artístico del cine mundial. En esta cinta Chaplin nos muestra el paradigma de la ternura y desolación de su alter ego Charlot. Para entonces fue seguro que el director pensó en desaparecer de las pantallas a su inseparable compañero de aventuras sin precedente.
Poco puedo agregar que ya no haya mencionado, sin duda alguna es una película atemporal pues continua tan vigente como en la fecha en que fue filmada; sigue sobrecogiéndonos y robando nuestros corazones como entonces; sin duda alguna todo un clásico del séptimo arte que gracias a las nuevas técnicas de restauración y conservación podrá seguir ofreciéndose a todos aquellos interesados en el buen cine.
American Film Institute ha catalogado esta película en puesto 11 entre las 100 Mejores películas de los últimos 100 Años.