Andy Tennant es un director especializado en comedias románticas. Ninguna es del todo memorable, pero resultan razonablemente 'apañadas' Por siempre jamás y Hitch. Aquí demuestra de nuevo su escaso fuste, pues la parte de intriga no casa bien con la de puro enredo. Eso sí, cuenta con una pareja que desprende simpatía y química, y a la que se le da bien el género, la que componen Jennifer Aniston y Gerard Butler. Ellos son los que aguantan una trama mal hilvanada, con su carisma pero también con el recurso algo trillado de su 'sex appeal'. Hay pasajes graciosos -la entrada en el club de golf es tronchante-, pero también torpeza manifiesta -el paso por 'El Rincón de Cupido' es una muestra de algo prometedor a lo que no se saca todo el rendimiento-. También llama la atención una serie de personajes secundarios que, a pesar de su potencial cómico, parecen metidos 'con calzador', o para ser más exactos, 'con teléfono móvil'.
Milo Boyd, a down-on-his-luck bounty hunter, gets his dream job when he is assigned to track down his bail-jumping ex-wife, reporter Nicole Hurly. He thinks all that's ahead is an easy payday, but when Nicole gives him the slip so she can chase a lead on a murder cover-up, Milo realizes that nothing ever goes simply with him and Nicole. The exes continually one-up each other - until they find themselves on the run for their lives. They thought their promise to love, honor and obey was tough - staying alive is going to be a whole lot tougher.
"Algún día, 'The Bounty Hunter' y la reciente 'Cop Out' serán programadas en la televisión por cable en una sesión doble de las dos peores películas ochenteras del 2010" (Kyle Smith: New York Post)
"He aquí una película sin necesidad de existir. Entre sus pecados está en desperdiciar a Jennifer Aniston, que puede ser -y ha sido- muy divertida, pero no en una basurilla como esta. Carece del mínimo desarrollo de personajes" (Roger Ebert: Chicago Sun-Times)
"Incluso considerando que se trata de un producto prefabricado, 'The Bounty Hunter' se queda muy por debajo de los estándares de fábrica" (David Denby: The New Yorker)
Producto destinado al mercado de alquiler y a complementar en su momento la parrilla televisiva. Lo único bueno es la pareja protagónica que está alli sólo por la cara y el dinero. Entretenida pero su historia se olvida al salir de la sala o apagar el DVD. El Coleccionista
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