En 1951 Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga habían escrito y dirigido a cuatro manos Esa pareja feliz. Al año siguiente repitieron colaboración en el guión, con la ayuda de Miguel Mihura, bajo la batuta única de director de Berlanga, en Bienvenido, Mr. Marshall Resulta curioso observar cómo Berlanga y Bardem realizaron sus mejores trabajos durante el franquismo, y es que la censura reinante les obligaba a aguzar el ingenio, como en la escena del discurso, parodia nada velada de las soflamas de Franco. El blanco de su inteligente crítica era la exclusión de España de los planes de reconstrucción de Europa, y el resultado, lejos de la amargura, fue una comedia entrañable, agridulce, que no dejaba de ser mordaz. Esos Estados Unidos, que en el imaginario colectivo ofrecían un panorama tan variado e ilusionante -mostrado en el sueño de los habitantes del pueblo, que abarcaba desde el Ku Kux Klan, los gangsters y la caza de brujas hasta los indios nativos, pasando por los vaqueros del viejo oeste que se paseaban por el 'saloon' hablando en un macarrónico inglés-, acababan pasando de largo, sin dejar huella, un sueño roto que sólo había ocasionado gastos, cuando de verdad se necesitaba su ayuda. La imagen en el suelo de una triste banderola con sus barras y estrellas, arrastrada por el agua de la lluvia, resultaba bien elocuente.
El film acertó con la voz del narrador, Fernando Rey, que mostraba la vida cotidiana de los lugareños, su vida dura y sus esperanzas, al estilo de Thornton Wilder en Sinfonía de la ciudad, permitiéndose audacias como la congelación de la imagen, para reclamar tal o cual plano de detalle de alguien en particular. En el reparto destacaban Pepe Isbert, el alcalde, y Manolo Morán, el representante, pero se trataba en realidad de una interpretación intensamente coral, donde estaban representados con aciertos diversos tipos humanos: el cura, el boticario, el secretario del ayuntamiento, la maestra, el empollón de la clase, la folklórica, el pregonero, el humilde campesino, el orgulloso hidalgo.
The little village of Villar del Río is awaiting the song performance of Carmen Vargas, 'The Great Andalusian Star'. The quiet village is governed by a deaf, naughty and good-natured Mayor, who's only seeking the way to give life to the place. By the same time good news comes to the village: the arrival of North American high personalities that will give economical aid to the nation city by city, village by village. The Mayor doesn't know what to do to welcome them. Carmen Vargas's agent throws surprising initiatives, moving all the village people just to prepare a better reception for the foreigners. His idea is to disguise all the farmers as Andalusians and add colour to every street with typical decorations. All of them start to work, and also to dream and think about what they're going to request the Americans, who will come with lots of dollars. The day of the arrival everybody at Villar del Río is in the streets, from the Mayor to the newborn child...
Campechana y crítica a mas no poder. Muy divertida en toda su extensión, magistral, ha superado el olvido y la censura.. El Coleccionista
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