Quím (Leonardo Sbaraglia) conduce por unas estrechas carreteras en busca de su ex novia con la intención de recuperarla. Tras varios cruces, Quím se equivoca y se pierde. Ha entrado en una zona laberíntica de caminos cortados y carreteras que vuelven sobre sí mismas. El agobiante paisaje y la ausencia de cobertura hacen que Quím quede atrapado. Buscando una salida, ve una silueta encima de una colina. Quím cree que ha encontrado ayuda, pero, de pronto, la silueta le dispara con un rifle. Confundido, Quím se aleja de allí a toda velocidad. Llega hasta un cruce y se baja del coche, nervioso, buscando ayuda. Una nueva silueta se acerca a lo lejos. Antes de que se dé cuenta, la silueta le dispara en la pierna. Lo que parecía un error se convierte en algo terrorífico: alguien quiere matarle y no sabe por qué. Herido y desorientado, Quím se encuentra con Bea (María Valverde). Ella también está perdida y su coche se ha quedado sin gasolina. Pese a las desconfianzas mutuas, ambos deben unirse para intentar salir de allí. Tienen que huir por el bosque a pie, desarmados, con frío, perdidos. Y sin dejar de ser acechados ni un solo segundo. Si paran, mueren...
Hay que reconocer a este desasosegante thriller de Gonzalo López-Gallego su inusitada energía, hasta fechas recientes poco usual en el cine español, aunque en los últimos tiempos las películas de género en este país parecen en alza. Formato digital, cámara en mano, sugerentes encuadres, buen uso de un sonido impactante, ayudan a dar empaque al conjunto. La trama se inscribe en el clásico subgénero de "caza del hombre", y en tal aspecto recuerda a títulos como Acorralado, por aquello de la huida por un entorno natural, y a El diablo sobre ruedas, en lo que a un enemigo desconocido se refiere. Las pegas mayores residen en que la cosa puede volverse algo reiterativa, y en el inesperado cambio del punto de vista, transcurrida una hora de metraje, para ofrecer la óptica de los sorprendentes "cazadores".
Otro inconveniente son los personajes, muy esquemáticos, apenas muñecos de videojuego que deben enfrentarse a mil y una pruebas de supervivencia. No lo hacen mal Leonardo Sbaraglia y María Valverde, pero la falta de un sólido "background" que haga a sus personajes más interesantes resulta un indudable "handicap". Resulta razonable la carga crítica de la cinta a una sociedad hiperviolenta, que convierte las acciones más aberrantes en un juego, para desgracia de las generaciones jóvenes más indefensas.
Quim drives around an isolated rural area through a maze of lanes. When he drives into the woods, he gets lost. Trying to find his direction, he suddenly gets shot from the hill. On his escape from gunshots, he meets Bea, an attractive young woman, who apparently is lost as well. Suspicious of each other, they join forces to run away through the forest, unprotected, cold, hunted...
"Ejercicio de horror minimalista y casi abstracto, aproximación nada sermoneadora a la contemporánea banalidad de la violencia (...) precisa ejecución técnica y dominio del lenguaje visual" (Jordi Costa: Diario El País)
"Tiene una textura moral tan cruda y desagradable como las arcadas de bilis, sobre todo en su peliagudo desenlace (...) Impecable, eso sí, es el trabajo de Leonardo Sbaraglia (...) Un estimable 'genérico', a pesar de su cuestionable epílogo." (Javier Cortijo: Diario ABC)
"El caprichoso argumento y la nula progresión dramática y romántica provocan indiferencia." (Francisco Marinero: Diario El Mundo)
Director: Gonzalo López-Gallego. Intérpretes: Leonardo Sbaraglia (Quim), María Valverde (Bea), Pablo Menasanch (guardia joven), Francisco Olmo (guardia mayor), Manuel Sánchez Ramos (empleado gasolinera). Guión: Javier Gullón y Gonzalo López-Gallego. Música: David Crespo. Fotografía: José David Montero. País: España. Año: 2007. Duración: 90 min. Género: Thriller.
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